El ocho de diciembre pasado un anuncio
marcó el inicio del transe mas difícil para nuestra República en
los últimos cincuenta años, el hombre que ha encabezado el proceso
político más significativo de la América actual debe ser sometido
por cuarta vez a una operación en su lucha por la vida.
Desde aquella noche la
vida de muchos ha cambiado en diferentes formas y niveles. Y claro
que hay un cambio, mucho se ha dicho de la necesidad de rezar y poner
todas nuestras energías en la recuperación de ese hombre, que
aunque nos guste o no y aunque lo creamos o no, es mortal.
Yo conocí a Hugo Chávez
una tarde de febrero siendo a penas un niño, aún guardaba en mi
mente el recuerdo de venezolanos asesinados por la Guardia Nacional
de 1989, mi madre nos escondió en el hospital Pérez de León de
Petare al ver como caían de disparo certero en la cabeza y el rostro
ante el “Muro” que debería ser recordado como el muro donde al
menos sesenta petareños fueron asesinados a sangre fría por
francotiradores enviados por CAP.
Desde aquel día soñaba
con algo similar a lo que aquel soldado delgado y de piel tostada nos
regalo con un simple pero significativo “por ahora”. Recuerdo que
fui expulsado de la escuela cinco días por hacer un dibujo de su
rostro calcado de la portada de un periódico con el texto:
Libérenlo. Recuerdo a ese mismo flaco salir de la cárcel
anunciando la toma política del poder y luego jurar ante una
moribunda constitución para luego darnos la oportunidad de escribir
la más avanzada del planeta.
Recuerdo mil batallas y
las víctimas de Llaguno, recuerdo a ese hombre ya no tan delgado
con un Cristo en la mano llamando a la reconciliación nacional. Con
el paso del tiempo me tocó acompañar a ese hombre en un viaje de
diez días en el que envejecí al menos tres años. La energía de
Hugo Chávez que conozco no es normal y es sólo producto de un amor
infinito, casi un milagro por un país y por su gente.
En estos días en los
que esa fuerza se ha puesto a prueba y duda hemos llamado a la unidad
y luchamos por ella a pesar de todo. Lamentablemente en un mundo tan
conectado como el actual y en un país que cuenta con el mayor
numero de “tuiteros” del mundo, por sólo citar un ejemplo; la
miseria está a la mano o debería decir a un clic.
La operación de guerra
psicológica que se ha desatado en torno a la vida y salud
del-repito-el hombre más fuerte y constante que he conocido, forma
parte de una agenda política lanzada desde los mismos lugares desde
donde se han lanzado operaciones similares contra Cuba y Nicaragua y
desde donde se ha controlado la opinión pública mundial para tener
pretextos que sirvieron para invadir Libia y tratar de aplicar el
mismo libreto contra Siria.
El odio de los que se
hacen llamar demócratas y que llaman a paro nacional desde sus
cómodas habitaciones de hotel cinco estrellas o desde Miami Beach
parece incontrolable y asqueroso por decir lo menos. La pregunta es…
Responderemos a cuanta basura se lance desde un grupúsculo de
cobardes y palangristas o seguiremos dejando que un matasanos de
quinta que escapó del país por ser acusado de tráfico de órganos
mientras trabajó en el Hospital Clínico Universitario siga moviendo
nuestras emociones y jugando con nuestro amor por Chávez?.. Yo diría
que no.
El ataque con la verdad
y el combate activo en las calles deben ser nuestras armas. No dejar
que la tristeza nos tumbe y seguir trabajando por un país fuerte que
sigue creciendo en lo económico, lo social, un país en el que cada
jueves cientos de familias reciben un hogar digno. Hace algunos días
entrevistaba a una mujer maravillosa en Guatire y me decía: “Que
lo sepa el mundo Jordán, que aquí Chávez no ha arado en el mar
como dijo Bolívar. Chávez está en cada bloque, cada campo, cada
niño, cada hombre y cada mujer”.
Esa creo debe ser
nuestra consigna, además de consolidar la unidad pero desde la
honestidad, en momentos como estos la Revolución no necesita de
jalabolas, ni lambones, ni de ineficientes, ni de corruptos. Si
entendemos esto creo que iremos por buen camino y estaremos listos
para esperar con nuestra mejor sonrisa y con la alegría de saber la
Misión Cumplida cuando ese guerrero que lucha en la Habana vuelva a
nuestra tierra para fundirnos en un abrazo de amor puro y verdadero…
Allá ellos y sus miserias.