Veo con preocupación como
mientras el Gobierno en pleno se deja la vida en asambleas, actos de asignación
de recursos e inspecciones, nuestra gente luce apática y observa con reserva
todo cuando se hace por la eficiencia, comprando las mentiras y miedos nacidos en
salas de redacción infectadas por el odio.
Muestra de este sentimiento se
refleja en las redes, donde se venía gestando una “Campaña Admirable” de la
llamada TROPA en contra de las matrices de opinión negativas y etiquetas
posicionadas por empresas dedicada a ese fin y que nuevamente manejan a su
antojo el hecho comunicacional en una aldea global como esta en la que nos tocó
vivir. Siempre les he recordado que la realidad es mucho más que un gato con disfraz
de tigre detrás de un teclado, pero tampoco es menos cierto que las redes
sirven hoy como referencia para escribir artículos y notas de prensa que son
las usadas por la oposición cuando van a “exponer su visión de la dictadura
venezolana” en el exterior.
El asunto
aquí, es que a pesar de saber que las redes son una especie de pared de baño
público virtual” no se pueden descuidar, haya o no alguien que marque la pauta
o cree una etiqueta, exista o no un espacio en los medios para manejar
criterios comunes, o acaso ya olvidaron como nos activamos aquel 12 de abril en
las calles para hacer valer la verdad. Tal vez suene un poco dramático decirlo
pero siento que no podemos repetir un error histórico que nos ha arrancado el
derecho a soñar durante siglos: Sólo cuando tod@s entendamos que la lucha no es
un proceso para colocar sobre los hombros solitarios de un hombre, será
irreversible.