domingo, 10 de marzo de 2013

CARTA A UN PADRE


Por: Jordán Rodríguez
Llego de la calle agotado, con la piel tostada y las manos llenas de mugre. Pasé las últimas horas acompañando a un hombre que siento, dio su vida por mi, por ti, por Diego, por Simón. Sin ninguna clase de pudor y con lágrimas que a penas me dejan escribir recuerdo a Hugo Chávez, ese hombre de manos fuertes, sonrisa de niño  y mirada clara y transparente que para mi fue mucho más que un padre.
Hoy… Cientos, miles, millones gritan su nombre convencidos de que Hugo Chávez no ha muerto, de que todos somos Chávez y de que ese Guerrero que cambia de plano no lo hace en vano. Ya una vez le fallamos a Bolívar quien bajó al sepulcro atormentado por sentir que había arado en el mar; hoy no podemos hacerle lo mismo al arañero de Barinas.
Nadie me está preguntando pero conocí a Hugo Chávez aquella mañana del “Por ahora”, aún no borraba de mi memoria de niño los muertos de Petare en el Caracazo. Para ese entonces fui expulsado del Colegio por dibujar un rostro de Chávez con el texto “Libérenlo”, luego de aquella breve aparición, mi abuelo –un viejo carpintero comunista- decía que volveríamos a ver a ese flaco y así fue.
Como el Catatumbo apareció de nuevo en medio de la noche de 1998, nos llamó a refundar la República y de ahí en más lo vi crecer, darnos el lápiz para escribir una constitución, abrazar al enfermo, dar techo al desvalido, golpear al traidor. Una de muchas noches en Miraflores lo tuve al alcance de la mano, le hice una pregunta que no recuerdo y se volteó, tomó mis manos y me respondió como un padre que enseña a su hijo, esa sería la primera de muchas lecciones.
Viajé a su lado por medio mundo y era impresionante ver tanta energía en una sola persona; siempre el primero en levantarse, siempre corriendo, siempre trabajando, sin comer, sin dormir, sin bajar los brazos; todo por nosotros. Estuve en la guerra y al volver, fue él quien me abrazó dándome el honor de su respeto.
Yo no conocí a mi  padre biológico pero ese señor hizo más por mi alma que cualquiera. Por eso hoy pido respeto y “eficiencia o nada”, pido conciencia a nuestro pueblo para seguir en unidad construyendo la obra en cuyas bases está el pensamiento chavista. Pido honestidad pues siento que fue la falta de esta en muchos de los que se visten de rojo la causa principal del desgaste de Hugo.
Hoy volví a encontrarme con nuestro padre, paso como un huracán por las calles de la Caracas que transformó para siempre, con sus edificios blancos y rojos, con el metrocable, con el Bus Caracas. Hoy lloré al decirle: Nos vemos pronto padre para que vuelvas a regañarme para luego sonreír. Hoy más que nunca entiendo que debemos fortalecer el Chavismo como forma de vida, como corriente de pensamiento y como tendencia política. Hoy sé que no araste en el mar Hugo y aquí tienes a uno de tus hijos, millones de ellos, que daremos nuestra vida por consolidar la unión de la que habló Bolívar y la Venezuela Potencia con la que nos enseñaste a soñar y por la que trabajamos de sol a sol.
Nos vemos pronto padre. Te amo.

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